Paraguay: la tierra es de los Avá Guaraní


En todo Paraguay, 900.000 personas han sido desplazadas por el avance de la frontera agrícola. Recientemente, cien familias Avá Guaraní, de la comunidad indígena Y’apo, en Corpus Christi, departamento de Canindeyú. Significa además deforestación en función de la expansión del monocultivo de soja y la ganadería.
El 20 de mayo, 300 policías antimotines invadieron la comunidad Y'apo, destruyeron y quemaron sus casas, su jerokyhá (templo), instrumentos sagrados y enseres personales y comunitarios. Los daños son irreparables y el dolor de las personas de la comunidad profundo. Se vieron obligados a refugiarse en sus bosques. No hubo resistencia. En junio hubo una nueva incursión de 50 guardias privados armados resultando muerto uno de ellos y varios indígenas heridos.
“La idea es sacarle a los indígenas de su territorio a los efectos de poner vacas y soja en el lugar, que de hecho ya hay”, denuncia la hermana Raquel Peralta, de la Coordinación Nacional de la Pastoral Indígena (Conapi), organización dependiente de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP).
La empresa Laguna SA adquirió 5000 hectáreas de tierras habitadas por los indígenas y ha estado realizando tala de árboles intensiva en la comunidad indígena vecina y toda la zona de Yvyrarovana, cercana de la reserva natural del Mbaracayú, está siendo deforestada para ser convertida en plantaciones de soja.
El 85% de la tierra paraguaya está en manos de un 2,5% de propietarios, dando lugar a estos graves conflictos en torno al acceso a la tierra para las familias. En Paraguay resuena todavía la masacre de Curuguaty, en el mismo departamento, donde en un conflicto comparable murieron hace ahora dos años 11 personas en un tiroteo.


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