Entrevista a Martín Dedeu (Minero)

"Muere más gente en las lácteas que en la minería con cianuro"

Fecha de Publicación: 19/09/2008
Fuente: La Voz del Interior
Provincia/Región: Nacional



El ex presidente de la minera Aguilar, en Jujuy, asegura que el sector es uno de los más modernos y con mayor cuidado por el ambiente. Pero admite que en algunos casos la minería agravó problemas locales.
Martín Dedeu es vicepresidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (Caem), que agrupa a las grandes y pequeñas empresas argentinas y extranjeras que explotan toda variedad de minerales en el territorio nacional. El desarrollo que tuvo la minería metalífera a partir del nuevo marco legal que le dio el gobierno de Carlos Menem a partir de los años ‘90, provocó el surgimiento de numerosas protestas ambientalistas antimineras. En buena parte del interior cordobés existen temores de vecinos y organizaciones ecologistas por eventuales proyectos mineros. Dedeu, que fue presidente de la minera Aguilar, en Jujuy, durante 18 años, sostiene que las críticas se deben, principalmente, al desconocimiento de la actividad.
“Hoy Argentina tiene la ventaja de tener una minería moderna con tecnología de avanzada. Por eso uno siente profunda indignación cuando se habla de la minería como actividad contaminante, siendo que es probablemente una de las industrias más cuidadosas del medio ambiente.

–¿Se puede hacer minería en cualquier lugar?
–Salvo aquellas pocas empresas que creen que se puede hacer minería en cualquier lado, se sabe que esta actividad tiene que armonizarse con las demás actividades productivas. Hay lugares donde no se puede hacer minería y eso hay que saber respetarlo y preservarlo. Ahora: es indignante que se ataque al sector que puede ser tan digno como la agricultura y que en los últimos 10 años es el más dinámico de la economía y tiene un panorama de crecimiento más importante. En Perú y Chile la minería representa arriba del 50 por ciento del PBI. Lo mismo está pasando en Brasil y nosotros, que tenemos un potencial geológico fenomenal, nos pasamos repitiendo cosas que están alejadas de la realidad.

–El uso del cianuro en la minería metalífera es un tema central de las protestas actuales.
–Un ejemplo típico es el tema de la utilización del cianuro. Se usa sana y cuidadosamente en muchísimas industrias. La minería apenas usa entre el 10 y el 15 por ciento del cianuro total. En todas las otras industrias se lo usa con el cuidado que se tiene que tener con cualquier sustancia. Esto no puede ser motivo para prohibir la minería en tal o cual lugar, como ocurrió en algunas provincias. Es la exacerbación de un peligro que no es tal. Como en el ser humano el resorte más delicado es el del temor, basta con decir que si viene un proyecto minero se van a enfermar determinadas áreas o van a sufrir cáncer para generar una situación angustiante que no tiene basamento. En la Caem somos absolutamente cuidadosos de que cada uno de los asociados cumpla con todos los estándares ambientales que corresponden y si alguno saca los pies del plato no va a aparecer la Caem para defenderlo. Está perfecto exigir una minería sustentable y cuidadosa del medio ambiente, pero no el absurdo de volver a la edad de piedra.

–¿Cree que todos los que protestan contra la minería son ignorantes?
–Tengo mi propia idea sobre el particular. Acá entran a jugar varios factores. Uno es que una mayoría de los que protestan lo hacen por desconocimiento porque no hay base científica para justificar este tipo de manifestaciones. La minería es un aliado imprescindible para la industria de la medicina y la agro ganadería, un elemento complementario y necesario del mundo. Esto no significa que si hay íconos que no hay que tocar, no se los toca. Si en Ongamira o en San Juan hay cosas que respetar, no se puede ingresar a las patadas. Hay que ser transparente con las comunidades. En muchos casos la minería se realiza en zonas alejadas de los centros poblados donde funciona como un factor sociopolítico fundamental porque lleva caminos, telefonía, servicios. Otro factor es el ideológico y a veces el crematístico. Muchos de los que protestan están pagos para hacer eso. Y están los políticos a los que en algún momento les queda bien usar la camiseta verde para cuestiones proselitistas y así se han visto cosas grotescas. Están a favor cuando son gobernantes y en contra cuando pasan a la oposición.

–Pero la minería tiene su costado contaminante.
–Toda actividad humana es contaminante si no se hace con debido cuidado. La agricultura o la industria forestal. Me siento ambientalista pero en el sentido estricto de la palabra. No se puede tomar bandera en forma tan sesgada como se lo hace, sin sustento real. En todo el siglo 20 y en lo que va del 21, si se ven los accidentes vinculados al cianuro en todo el mundo, no se han detectado mas de seis muertes. Muere más gente en las lácteas que fabrican dulce de leche que en la minería con cianuro. Hoy la tecnología es confiable. Si se cae un avión no por eso se van a prohibir los vuelos y volver a la tracción a sangre.

–Puedo citarle ejemplos donde la minería no llevó los beneficios que usted menciona y agravó los problemas locales. Se me ocurren algunas poblaciones de Catamarca...
–Estoy de acuerdo con usted. Ha habido casos en que ha pasado esto. Es así, tiene razón. No podemos criticar a los talibanes ambientalistas cuando hay empresas que han tenido la soberbia de pensar que porque iban a hacer las cosas bien no había necesidad de consensuar y saber transmitirlo a las comunidades. Con esa imagen soberbia consiguieron actitudes contrarias a los proyectos.

–También existe un alto directivo, Julian Rooney, de La Alumbrera, que ha sido procesado por contaminación.
–Conocemos el tema pero no lo hemos tratado particularmente. No tengo otra información que la que es pública. Pero episodios aislados no deben hacer olvidar que la minería es el sector que mejor paga, el que menos trabajo en negro tiene y que hay más de 200 mil trabajadores en el sector y que grandes inversiones que podrían servir al país ahora están desviándose a otros lugares.

–Si usted viviera hoy en Famatina o Tinogasta, ciudades con grandes temores ante la llegada de proyectos mineros, ¿que haría?
–Me preocuparía si una actividad minera desaloja a otra actividad productiva o la tira abajo. No haría minería en la ciudad de Córdoba, por contestarle con otro disparate. En La Rioja el tema es tan primario que todavía no se ha hecho siquiera exploración. No es que se vaya a explorar un gran proyecto. Los que estaban se hartaron y se fueron a otro país. Hagamos las cosas bien, no prohibamos. Creo que no hay que menoscabar a países como Estados Unidos, Chile, Australia o Perú, donde se llevan a cabo actividades mineras en un marco de minería sustentable. El tema no radica en prohibir la actividad sino en exigir que las cosas se hagan bien.

–Existe cierto convencimiento sobre que el actual marco legal minero es expoliatorio y no deja mucho al país.
–Vamos por partes. Hay dos leyes básicas. El viejo código de minería, que responde adecuadamente a las necesidades, y la ley de inversiones mineras de los años ‘90, que resultó un instrumento necesario sin el cual no tendríamos desarrollo minero, pese a tener la misma potencialidad que los países hermanos. Algunos creen que en el país no queda nada.Los ingresos directos que tienen San Juan y Catamarca, que no provienen de la coparticipación federal, en más de un 50 por ciento están relacionados a la actividad minera. Hay un grave error de pensar que la minería tiene ventajas que no tienen otras industrias. En 1996 todas las fuerzas políticas aprobaron en forma unánime la ley de inversiones mineras y las complementarias, y durante años a ningún político le pareció que esto era contrario al país.

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