La responsabilidad de proteger los bosques

Proteger nuestros bosques nativos: una responsabilidad de todos

Fecha de Publicación: 15/03/2008
Fuente: El Diario de Paraná - Por Daniel Raúl Bescos


“La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa”. Albert Einstein.

Los bosques nativos son aquellos que se desarrollan naturalmente en un área y están integrados por especies adaptadas a la zona, ya que han transcurrido muchas generaciones desde que se instalaron.
Revisten una gran importancia, pues forman parte del pasado y su futuro está ligado con el futuro de un país, ya que su presencia involucra beneficios indispensables de la vida sobre nuestro planeta, cuales son: refugio de flora y fauna, protección de los suministros de agua y suelos, fuente de energía, entre otros.
Lamentablemente, los números que nos muestra la realidad son alarmantes: el planeta perdió ya el 60 % de su cobertura vegetal en los últimos 200 años, proceso que se aceleró desde el advenimiento de la era industrial.
La Argentina no está ajena a esta realidad: hacia principios del siglo XX tenía aproximadamente el 30 % de su superficie cubierta por bosques.
Debido a la expansión de actividades agropecuarias e industriales y al avance de los centros poblados, la superficie boscosa muestra una notable disminución.
Nuestro país perdió el 70 % de su patrimonio forestal en los últimos 70 años, poniendo en peligro el 40 % de sus especies vegetales y animales.

Degradados
Los bosques nativos en la Argentina han sido sometidos a severos procesos de degradación, comprometiendo sus posibilidades de brindar bienes y servicios. Debemos tener en cuenta que muchos bosques nativos constituyen una fuente de recursos para un importante segmento de la población de bajos recursos.
Los bosques nativos son nuestra “esponja natural y paraguas protector del suelo”. Son el perfecto diseño que equilibra los ecosistemas y garantiza nuestra supervivencia.
Un informe elaborado por la Unidad de Manejo del Sistema de Evaluación Forestal de la Dirección de Bosques de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, indica que los desmontes provocan emisiones de carbono a la atmósfera en un nivel tan alarmante que supera cinco veces las provenientes de procesos industriales.
Con la tala de bosques incrementamos no sólo problemas ambientales, sino también sociales y económicos.
La desaparición de nuestros bosques nativos genera nefastas consecuencias para nuestro medio ambiente: pérdida de la biodiversidad, desertificación, cambios climáticos e inundaciones, lo que muchas veces provoca la expulsión de las comunidades indígenas o campesinas que históricamente han habitado esas zonas.

Naturaleza
No podemos olvidarnos de un desastre ambiental ocurrido hace muy poco tiempo, ocasionado por los desmontes: las inundaciones en Tartagal, provincia de Salta.
Conocidos son los servicios ambientales que brindan los bosques nativos: regulación hídrica, conservación de la biodiversidad, conservación del suelo y de la calidad del agua, fijación de emisiones de gases de efecto invernadero, contribución a la diversificación y belleza del paisaje, defensa de la identidad cultural.
Según el coordinador de la Campaña de Biodiversidad de Greenpeace Argentina, Lic. Hernán Giardini, “La explotación de los bosques nativos en nuestro país tiene un carácter extractivo. El método de aprovechamiento más utilizado es el de la tala selectiva, la extracción de las especies de mayor valor comercial, que produce un gran deterioro de la biodiversidad de la masa remanente.
Pero desde hace aproximadamente 10 años a la tala indiscriminada se le sumó una nueva amenaza: el desmonte con maquinaria pesada (topadoras) en busca de nuevos suelos. A diferencia de la tala, el desmonte elimina todo, incluso el sotobosque o bosque bajo, que permitiría cierta recuperación del mismo”
Greenpeace promueve el aprovechamiento del bosque bajo los principios y estándares del Consejo Forestal Mundial (FSC: Consejo de Manejo Forestal).
Estos principios contemplan, por ejemplo, los derechos de los pueblos indígenas a controlar el manejo forestal de sus tierras; propenden al bienestar de las comunidades locales y de los trabajadores forestales; promueven el uso eficiente de los múltiples productos y servicios del bosque; fomentan el incremento de los atributos de los bosques con alto valor de conservación; prevén monitoreos y evaluaciones de impacto ambiental, entre otros.

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