Mineros cargan contra los ambientalistas

Mineros cargan contra los ambientalistas

Fecha de Publicación: 15/03/2008
Fuente: La Voz del Interior


Dicen que ignoran cómo funciona la actividad. Critican las recientes prohibiciones generadas a partir de las protestas.
“No hay impacto ambiental más grave e irreversible ni peor daño ecológico que el hambre y la miseria de mucha gente que vive en lugares inhóspitos donde la única posibilidad laboral que tiene es la minería”.
De esa manera, Pedro Argañaraz, secretario general de la Asociación Obrera Minera Argentina (Aoma), filial Córdoba, sumó su voz al debate instalado en la provincia a partir de la reacción de organizaciones ambientalistas y de la sociedad civil ante versiones y polémicos proyectos mineros.
Por caso, la organización ¡Ongamira despierta! puso el grito en el cielo cuando trascendió que una empresa de capitales extranjeros había solicitado permiso de exploración y cateo mineral metalífero en ese pintoresco lugar de valor cultural, histórico y paisajístico.
Las acciones de resistencia y rechazo desarrolladas por la entidad llevaron al gobernador Juan Schiaretti a prohibir la actividad en la zona “para evitar la contaminación y preservar el medio ambiente”. Los ambientalistas denuncian que esta prohibición no se ha plasmado en los hechos.
El movimiento iniciado en 2003 por vecinos de ese paraje serrano –ubicado a unos 120 kilómetros al noroeste de la ciudad de Córdoba– se replicó en Traslasierra y otros puntos de la provincia.
“Muchos ambientalistas actúan a veces con desconocimiento de la minería y de manera egoísta”, cuestionó Argañaraz. “¿Acaso saben qué pasaría si la actividad minera se paralizara completamente un mes en la Argentina?”, se preguntó el dirigente gremial.
“Me parece que ignoran que para producir medicamentos vitales y fabricar hasta una simple lapicera se necesitan productos provenientes de la minería, para no hablar de los fertilizantes para recuperar los suelos agotados por la soja o armar los teléfonos celulares con los que se comunican quienes se dicen defensores del ambiente”, señaló el sindicalista.

Perfil minero
En lo que respecta al aspecto social de la problemática, Argañaraz remarcó que Aoma tiene 3.500 obreros mineros agremiados y unos 14 mil beneficiarios de la obra social en Córdoba.
“El perfil de nuestro trabajador es muy singular: es un hombre de unos 40 años, con cuatro hijos, escasa instrucción (un 80 por ciento del padrón de afiliados no tiene siquiera estudios primarios terminados) y vive en lugares que no son aptos para el cultivo, la ganadería ni la economía de subsistencia”, describió el dirigente.
“Gana, en promedio, unos 1.200 pesos iniciales cuando está en blanco pero hay bastante informalidad en esta actividad”, completó Argañaraz. “¿Quién y dónde puede ofrecerle mejores condiciones de empleo?”, planteó el gremialista.
Argañaraz recordó que un tercio de Córdoba está ocupado por masas rocosas y aseguró que en la actualidad la provincia es proveedora del 40 por ciento de las piedras que se utilizan en la construcción en todo el país.
“¿Los ambientalistas viven en chozas o en cuevas naturales o pegan los ladrillos de sus casas con barro?”, planteó con ironía.
Argañaraz sostuvo que hay que promover la actividad tomando todas las precauciones necesarias para reducir al mínimo posible el impacto ambiental. Finalmente, aseguró que “en Córdoba no hay posibilidad de explotación mineral metalífera, menos de oro o plata, como se escucha por ahí”.

Estamos en Córdoba, muchachos

Tal como viene ocurriendo desde la década pasada en las provincias cordilleranas, Córdoba acabó siendo también escenario de lo que ya es un clásico enfrentamiento argentino, otro River Boca, que en este caso tiene como estadio el territorio completo: la selección de la comunidad minera, especialmente sus grandes empresas, contra el equipo de la comunidad ambientalista.
Como van las cosas el país se arriesga a celebrar su bicentenario sin ponerse de acuerdo sobre una cuestión importante como es su desarrollo minero.
Si vemos los números mineros, ridículo que alguien pudiera oponerse a su avance: es responsable en la actualidad de multimillonarias porciones del total de las exportaciones nacionales y de las inversiones extranjeras. Se espera que en siete años sus exportaciones alcancen los 20 mil millones de dólares y las inversiones dupliquen esa cifra. Además la minería paga sueldos por encima del promedio y, de continuar el ritmo expansivo actual, empleará directamente a 80 mil personas para el 2.015.
Ahora, si nos ponemos a ver el esquema minero que sostiene aquel salto en las cifras y las consecuencias económicas, ambientales y culturales que están produciendo algunos emprendimientos, parece incomprensible que la administración nacional no esté en este momento metida de cabeza en el diseño de un nuevo código minero.
Mientras las autoridades que deberían ser federales hacen como si el problema no existiera, en Córdoba asistimos a un enfrentamiento que parece un griterío entre sordos. ¿Alguien escuchó a un empresario minero reconocer que sus explotaciones no deberían perjudicar la provisión y pureza del agua, los tesoros arqueológicos, el patrimonio turístico de las localidades cercanas? ¿Alguien escuchó, por otro lado, a algún grupo ambientalista cordobés reconocer que está parado en la provincia argentina con mayor historia minera y que sería un despropósito prohibir toda la actividad, con la que, inevitablemente, seguiremos conviviendo?
Vivimos en una provincia que tiene la suerte de contar con grandes riquezas mineras, no metalíferas, y al mismo tiempo un patrimonio natural e histórico envidiable. Simultáneamente Argentina es considerada hoy uno de los países con mayor potencial minero del mundo, y está en situación de poder ver y prevenir los desastres que la minería ocasionó en otros lugares del planeta. ¿Es difícil ver que el camino pasa por la convivencia y no por la negación de la contraparte?
Córdoba podría unir esfuerzos con otras provincias para que la Nación modifique el actual código minero, denominado "colonial y anacrónico" por quien fue secretario cordobés de Minería hasta el año pasado, Néstor Scalerandi. Es un esquema que –existe coincidencia en el Gobierno nacional y en la oposición–, está dejando ganancias casi cero al país y provocando la desertificación, contaminación y desgaste de pueblos enteros. Son pueblos que no están lo suficientemente cerca de Puerto Madero como para que su padecimiento encuentre la repercusión que merecería. Mientras tanto, la pelea mineras versus ambientalistas sigue encubriendo el defecto de fondo.

Lugares clave

Ongamira. Los vecinos del valle de Ongamira comenzaron a movilizarse en rechazo de una eventual explotación minera metalífera en la región. La Secretaría de Minería hasta ahora afirma que en esa zona no hay oro ni un proyecto aprobado de exploración.
En Traslasierra. A fines del año pasado, algunos trabajos de exploración en Cañada de Salas, departamento Pocho, pusieron en estado de alerta a los ambientalistas de Salsacate y otros lugares de la provincia.
Mica. Pobladores de Bialet Massé denunciaron que la extracción de mica amenaza la calidad del agua potable que se toma en el pueblo.
Sitios arqueológicos. El año pasado, agrupaciones culturales de La Rinconada y Casa del Tigre, en Las Higueras, pidieron a la Provincia que declare área de exclusión minera a los yacimientos arqueológicos del noroeste. La iniciativa fue rechazada.


0 comentarios:

Sobre Nosotros

Blog Archive

Temas

Blog Archive