La energía nuclear vuelve a ser alternativa

La energía nuclear vuelve a ser alternativa

Fecha de Publicación: 28/06/2009
Fuente: La Voz del Interior
Provincia/Región: Nacional


El alto costo económico y ambiental de los combustibles fósiles ha revitalizado la energía atómica. En el mundo se construyen 48 plantas y Argentina inaugurará una en 2011. Ambientalistas creen que es una tecnología obsoleta.
El mundo está volviendo a mirar con buenos ojos a la energía nuclear. Por el momento, parece ser la alternativa más realista para mitigar el cambio climático provocado por el uso de combustibles fósiles.
El carbón, gas y petróleo no sólo están calentando el planeta sino que, algún día, se van a terminar, por lo que su precio seguramente irá en alza. Mientras tanto, las energías solar y eólica no terminan de despegar para volverse masivas.
Ante esta realidad, varios gobiernos entienden que la alternativa más sensata y probada parece ser el poder del átomo, a pesar del temor que genera y de las críticas que recibe.
Argentina, la potencia nuclear latinoamericana, también se sube a este carro con la puesta en marcha para 2011 de su tercera central nuclear: Atucha II. Pero también proyecta tener lista una cuarta (Atucha III) entre 2016 y 2018. Y el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, aspira a construir una quinta, mientras que la Comisión Nacional de Energía Atómica (Cnea) avanza a paso firme en la construcción de un reactor nuclear de baja potencia ciento por ciento argentino.
Otros 13 países están construyendo 48 nuevas centrales , según el Organismo Internacional de Energía Atómica. Para acompañar su despegue industrial, China proyecta construir 12 y en 20 años aspira a pasar de 11 plantas a 104. Rusia construye ocho e India, seis. Estados Unidos anunció que quiere levantar siete.
Brasil también está reiniciando la construcción de su tercer reactor ubicado, como los otros dos, en Angra dos Reis. En el plan de energía brasileño figura la construcción de otras cuatro centrales para 2030.
Chile está debatiendo su política energética y quiere, por primera vez, incluir en el debate a la energía nuclear, pedida a gritos por las mineras. Otros países como Italia están replanteando leyes de la década de 1980 que abolían la energía nuclear o que promovían una paralización en la construcción de nuevas centrales.
En la década de 1970, las centrales nucleares proliferaron ayudadas por la crisis del petróleo de 1973. Pero en los ´80 la moda mundial por las "pilas atómicas" decayó tras el terror que generó el accidente de Chernobyl, en 1986.
En el mundo hay 437 centrales nucleares en funcionamiento. La mayoría se construyó antes de Chernobyl, por lo que muchas de ellas ya están cumpliendo su vida útil. De hecho, desde 2000 se han cerrado unas 30, mientras que otras 26 tienen más de 38 años de uso.
Las nuevas plantas que se construyan deberán ir reemplazando a las que cierren, pero también sumar más kilovatios para cubrir la demanda mundial. En la actualidad, la energía nuclear representa 16 por ciento de la torta energética mundial.
Según un informe del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), aun incluyendo en el cálculo los anuncios de centrales a construir, el total de energía nuclear no alcanza para aumentar ese porcentaje al 20 por ciento, cifra que podría contribuir a mitigar el cambio climático.
La energía que produce una pastilla de uranio equivale a tres barriles de petróleo o una tonelada de carbón. Parece mágico. El problema es que las centrales nucleares requieren de mucha inversión para construirlas, comparadas con las centrales de combustible fósil. Son caras al principio, pero baratas luego porque el costo del combustible (uranio) no es tan elevado, frente a los miles de metros cúbicos necesarios para alimentar una planta termoeléctrica.
En contra. Pero la energía atómica no tiene buena imagen. Los argumentos que apoyan la mala fama son su peligrosidad, ser blanco terrorista y dejar residuos intratables, además de estar fuertemente vinculada a la bomba atómica.
"No existe tal resurgimiento (de la energía nuclear). Es el modo más caro e ineficiente de reducir emisiones de gases que afectan el clima. El anuncio del Gobierno nacional es simplemente propaganda falsa del lobby nuclear y muestra una total falta de visión en materia energética", señala Juan Carlos Villalonga, director de Campañas de Greenpeace Argentina.
Sin embargo, tras más de medio siglo de uso, los expertos afirman que se dispone de tecnología más segura y que los desechos pueden ser reciclados o neutralizados con más eficiencia.
¿Qué tan barata es la energía nuclear? La respuesta es variable, pero países como Argentina, con años de experiencia y masa crítica, corren con ventaja por sobre el resto. El informe del MIT calculó que el costo, en Estados Unidos, de un kilovatios generado por energía nuclear es de cuatro mil dólares. En el caso del carbón, 2.300. Y para el gas natural, 850. En los cálculos no se incluye el costo ambiental.
Greenpeace entiende que se trata de una industria que con más de 50 años aún no puede desarrollarse sin inmensos subsidios estatales, y señala que si las energías renovables recibieran el mismo apoyo económico, se lograrían grandes avances en alternativas más verdes.
¿Podrá la energía nuclear exorcizar sus demonios y convertirse en la alternativa pacífica y salvadora?

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