Los indígenas panameños ngäbe en peligro

Panamá. No es necesaria la fuerza para escuchar a un pueblo indefenso



Con la destrucción del Cerro Colorado, los indígenas panameños ngäbe perderían lo último que les queda: su tierras y selvas. Durante siglos han estado relegados y arrinconados en los cerros centrales, zonas que parecían menos propicias para la industria ganadera y agrícola. Habitan en las provincias de Veraguas y Bocas del Toro. Sobreviven como trabajadores agrícolas y están entre los más pobres del país. Ahora resulta que justo ahí se albergan los valiosos oro y cobre que ponen el signo del dólar en los ojos de las empresas mineras.
Aunque la población de las zonas mineras del continente son también las más pobres, el despojo se anuncia en nombre del "desarrollo del país". Para justificar la represión, el gobierno panameño falseó los hechos al insinuar que los indígenas habían secuestrado a turistas, quienes en realidad quedaron varados en la carretera. Una campaña mediática sirvió para culpar al movimiento de protesta de las grandes pérdidas económicas con afirmaciones como "se está afectando la imágen del país" o "se está atentando contra las inversiones extranjeras".
Pero también la solidaridad popular de otras etnias y movimientos salió a relucir y se multiplicaron las protestas en diferentes partes del país. El problema no es sólo de los ngäbe. Un 44% del territorio está solicitado o en trámite de concesión para explotaciones mineras. Se pide solidaridad internacional urgentemente para circular y denunciar lo que está pasando. Pueden firmar esta carta que encuentran en el recuadro blanco, completando el formulario más abajo con sus datos y ayudar a difundir. Gracias.


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