La guerra del agua llegó a la Puna salteña

La guerra del agua llegó a la Puna salteña

Fecha de Publicación: 03/05/2008
Fuente: La Voz del Interior.
Provincia/Región: Salta


¿Hay agua en la Puna? La primera impresión indicaría que no, porque se trata de uno de los lugares más áridos del planeta. Pero un estudio exploratorio de un grupo de geólogos argentinos, contratados por una empresa canadiense, indica que la Puna salteña sería un importante reservorio de agua con posibilidades de exportación.
La polémica no tardó en encenderse en la zona. La gente de Tolar Grande, uno de los pueblos perdidos en el medio del Altiplano, a más de 3.500 metros de altura, siente que le están extrayendo un recurso vital. “El pueblo de la Puna no va a permitir el saqueo”, indicó Leopoldo Salva, diputado provincial por el departamento Los Andes, que abarca toda la Puna salteña.
El diario El Tribuno de Salta publicó hace 10 días que ya se estaría extrayendo agua para enviar a la mina La Escondida, de Chile, la mayor extractora de cobre del mundo. Y habla de un negocio de 5.700 millones de dólares. Sin embargo, los geólogos de la empresa Mines Argentina, que realiza la exploración desde hace un año, explicaron que para que se pueda comercializar aún faltan siete años más de trabajo y la construcción de un acueducto.
“No se dimensiona la importancia del trabajo. Se trata del primer estudio hidrogeológico para medir el potencial de la Puna”, señala Rubén Gianni, hidrogeólogo de la empresa que el martes pasado dio una charla en Tolar Grande para informar a la población. “Vamos a dejar que realicen los estudios, pero no están autorizados a sacar agua”, comentó luego de la reunión el secretario de Gobierno del pueblo, Aldo Martínez. Las mineras necesitan mucha agua para funcionar y La Escondida se está quedando sin ella. “Los chilenos ya le han prohibido que saquen agua de su territorio”, señala Salva.
Durante el período de Juan Carlos Romero, anterior gobernador de Salta, la provincia inició una licitación internacional para explorar y comercializar agua en la Puna, que fue adjudicada a Mines Argentina, asegura Gianni. Pero el actual gobernador, Juan Urtubey, aseguró que no se autorizará la exportación de agua durante su gobierno. El tema llegó al Congreso de la Nación a través de un pedido de informe en el Senado para saber qué papel jugó el Estado nacional.
Luego aclara: “No se pretende secar la Puna. Estamos estudiando cuánta agua hay en esta zona y si luego de abastecer a la región queda un saldo para comercializar”. Según el geólogo, no hay cuestionamientos éticos ni legales para vender agua y puede ser tratada como otro mineral. “No es una herejía vender agua”, asegura.
“Quieren vender agua dulce a Chile. En ningún momento han venido a hablar con el pueblo y con la comunidad. Recién ahora”, señala Salva. Gianni aclara que el agua que se comercializaría no es dulce, sino salobre, la cual es utilizada por las mineras para regar los caminos por seguridad.
El potencial de la Puna como acuífero sería enorme, según el estudio. Uno de los pozos de exploración ubicado en la zona del cerro Socompa, en el límite argentino-chileno, bombeó 500 mil litros por hora, como las mejores cuencas argentinas. Por el momento han realizado cinco pozos en toda la Puna.
El objetivo de la empresa canadiense es vender mil litros de agua salada industrial por segundo. “El agua excedente que se encuentre ya pertenece a la empresa Mines Argentina”, asegura Gianni.
Si bien falta mucho para que se pueda comercializar, Gianni señala que dejaría buen dinero a la zona, sin afectar el medio ambiente. “Sólo se extraerá una cantidad que no afecta los recursos”, asegura y señala que es un emprendimiento menos contaminante que una empresa tabacalera o un feed lot.
“No deja nada a la zona. Son negocios oscuros. Dicen que hay estudios de impacto ambiental pero a nosotros nos han dado tres páginas nomás”, asegura Salva. Según el diputado, el único soporte legal que permitiría la exportación de agua a Chile sería un convenio de cooperación minera entre Argentina y Chile de los ‘90. Pero Gianni entiende que el agua debería ser tratada como cualquier otra regalía.
¿Comenzó la guerra del agua?

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